Tú eres el faro

Cuando la parte del poder que no reconocías en ti por fin lo ves, lo valoras y lo sientes dentro de ti todo se serena, la fuerza regresa y tus posibilidades se expanden. 

Ese es el momento en que tu poder regresa a ti.

¿O quizá nunca se fue?

Te cuento lo que es para mí ese “poder”. 

Es un poder interno, propio de cada persona.

Es un poder muy lejano (¡todo lo contrario!) al que habla de autoridad, víctimas, verdugos y a “ejercer el poder”.

Es un poder que incluye y no excluye.

Es un poder que permite que cada persona exista en armonía con las demás sin pretender demostrar nada porque ya Es merecedora de Todo.

Es un poder en el que la energía masculina y femenina conviven en equilibrio.

Es un poder sereno, presente, suave, que no necesita hacer ruido para que se perciba, para Ser. Es un poder tan natural como la Vida misma.

Es un poder que te Une a ti mismo, a los demás, a la Vida.

Ese poder se nutre de tu valor personal, valor que has conquistado en el camino de aceptación de ti mismo, de tu amor a ti mismo.

Es un poder que respira en Paz y confianza consciente de su Abundancia y que se comparte para Ser más allá de sí mismo.

Ese poder es la expresión del Ser cuando la fuerza del Amor reina, por fin.

Y cuando el Amor reina la fuerza, la alegría, la calma y la confianza llegan para quedarse, para acompañarte a vivir la vida que mereces.

Y ya sientes que tú eres el faro. 

Te das cuenta de que siempre puedes volver a ti, porque nunca te vas, simplemente permaneces en conexión con tu Luz y compartiéndola con quienes vives tu vida formando un poderoso Hazdeluz.

Permite que tu poder regrese a ti y cuídalo. Celebra cada reconquista de esa luz que te habita y te guía en tu expansión a cada paso.

Recuerda, tú eres el faro. Siempre.

Es tiempo de amarte.