Todo lo que escribo está inspirado en mi propia experiencia de una u otra forma, en uno u otro momento:
- Experiencias de ahora que me recuerdan cambios que realicé tiempo atrás.
- Tomas de consciencia recientes.
- Momentos mágicos que hablan desde lo más profundo de mi Ser, más sutiles y abstractos quizá…
- Revelaciones que sienten las personas a quienes acompaño en su Camino, y me recuerdan que en su momento también lo fueron para mí.
- Temas que van surgiendo al hilo de las conversaciones con vosotros.
En definitiva, escribo sobre la Vida, tal y como yo la veo y vivo en cada momento, y cómo la acompaño.
Hoy traigo un post de “confesión” relacionado con mi auto-amor.
Una noche de hace unos 7 años al acompañar a nuestra hija a dormir, ella me pregunta: “ama (mamá), ¿tú te quieres?”
Yo, tan sorprendida por su pregunta como por cómo me sentí al escucharla me quedé en silencio, “encajando”.
Mientras, ella me dice: “yo sí”.
Luego respondí: “yo también Leire”.
Pero no me quedé en paz. Las palabras no hablaban de lo que realmente yo sentía dentro. Algo me decía que había que “rascar”.
Y ahora veo que mi respuesta fue la verdad que le pude contar en aquel momento porque fue la que yo me decía a mí misma.
Habría sido más verdad: “¡cariño, pues no sé ni yo misma qué es eso de quererme…!”
Después del camino recorrido hoy puedo decir que celebro lo avanzado en este amor incondicional hacia mí misma.
Y sigo y seguiré en ello eternamente, siempre cerquita de ese compromiso conmigo, tal y mi corazón me guía en su aspiración a Vivir el Amor.
Hace unas semanas Leire y yo recordábamos juntas esta conversación y le conté cuál sería mi respuesta de hoy: “cada día me amo un poco más, sólo de esa manera puedo amar a los demás, amarte a ti, de esta forma cada vez más incondicional”.
Hoy estoy convencida de que el amor verdadero que puedo ofrecer a los demás tiene como origen y límite el que puedo vivir hacia mí misma.
Así en las relaciones no es una entrega de Amor, sino un compartir el Amor que ya vivo hacia mí.
Agradezco profundamente a Leire aquella pregunta que desde su mayor inocencia me acercó más a mi Verdad.
Y tú, ¿te amas de Verdad?
Esto que te cuento aquí, ¿te recuerda a alguna pregunta que alguien te hizo desde su más pura inocencia y te movilizó de forma poderosa?