Tu poder interno se revitaliza en cada transición

La vida que Eres late mientras estás leyendo esto, ¿la sientes?

Si hay algo que la Vida nos propone es evolución.

Y para ello vivimos continuas transiciones vitales, continuos procesos de adaptación interna que podemos llamar duelos. Y es que a veces podemos vivirlas con dolor.

Te invito a que vayas recordando algunos de estos tránsitos:

  • El momento de nacer, de dejar el vientre materno.
  • Los cambios en nuestra alimentación: destete o “dejar el biberón», por ejemplo.
  • Cuando nos salen los dientes, esos que años después en gran parte se nos caen.
  • El comienzo en una escuela con el consecuente desapego de nuestra familia… para tiempo más tarde cambiar de centro, quizá varias veces en nuestra vida.
  • Comenzamos relaciones que parece que fueran para siempre y un tiempo más tarde esos vínculos se transforman o dejan de estar presentes en nuestra vida.
  • Nuestras mudanzas de casa.
  • Los cambios de trabajo.
  • Los cambios importantes en la familia como una separación, divorcio o cambio de estructura familiar, en definitiva.
  • La experiencia de una enfermedad ante la que vemos mermadas nuestras capacidades.
  • El fallecimiento de nuestras mascotas a las que tanto cariño y cuidado dedicamos ¡y qué decir de cuando fallece alguien de nuestro entorno y en especial alguien muy amado!
  • Nuestro propio proceso de final de vida, hasta que expiramos nuestro último aliento.

Mientras todo esto ocurre, y más experiencias que seguro que han llegado a ti, vivimos pequeñas o más grandes muertes internas. Esas que sentimos que algo dentro de nosotros desaparece, como si “perdiéramos” algo.

En estos tránsitos tenemos la oportunidad de dejar ir lo que es eventual en nosotros.

Cuando soltamos todo aquello que es eventual, todo aquello que creímos Ser en cada experiencia, en cada vínculo, se va revelando libre e inevitablemente lo que realmente Somos.

Esa es la gran oportunidad que nos ofrecen las transiciones: impulsar nuestro Ser, lo que realmente permanece más allá de las circunstancias y las relaciones.

Mientras transitamos podemos sentir tristeza, rabia, miedo, culpa, incomprensión y una gran variedad de emociones y sentimientos que bloquean el gran poder transformador que estas partes del Camino nos acercan.

Así que mi visión sobre nuestras transiciones es que siempre son una oportunidad, un Puente para reconocer más nuestra Verdad interna y desde ahí ir creando la vida que merecemos,  ¡y que nos espera al otro lado!

Para ello me parece vital situarnos siempre desde la gran clave, la llave que abre y facilita todo paso de nuestro transitar.

Ese pequeño gran matiz es precisamente aquello que siempre Permanece en ti más allá de todo lo que es eventual.

¿Sabes a lo que me refiero?. Cuéntame en comentarios.

Gracias por ser Vida.

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